Algunos hombres antes de partir de la falda de una mujer, si la han querido mucho le hacen un regalo, es decir la indemnizan.
Como él era un seco, y lo acosaba la culpa, le regaló un amigo, eso sí , con mucho tacto, simulando una llamada telefónica equivocada que se reiteraba y el buen humor , que hizo de las suyas.
Ella, no por nada, teñía sus canas desde hacía un lustro, entendió el jueguito, y antes de decidir entrar en él consultó con sus amigas, las de la oficina, cada una a su vez con su analista, y todos a coro le gritaron --"piu avanti", que tenés que perder?.
Y le regalaron algunos consejos:
-- A los hombres les asustan las mujeres solas, si demuestran ser fuertes, porque les da la idea de que no los necesitan y se ahogan en sus complejos de inferioridad.
-- Es preferible presentarse como " solitas", como las viuditas, que no arrastran responsabilidad por su estado civil, y esas sí necesitan...
Un poco aturdida por tanta información, decidió aplicar el plan B, "Buena, boba y boquiabierta".
El señor partió, lo más tranquilo y ella tiene quien se preocupe porque no esté tan solita.