sábado, 10 de enero de 2009

Pérdida de identidad.

Cristina se despertó a desgano, levantó las persianas esperando que el aire fresco y el sol tibio le contagiaran un poco de energía. Se sumergió en las rutinas matutinas sin disgustos pero sin alegrías.
Después del baño, el desayuno , el maquillaje, decidió salir hacia la calle.
En el umbral de su puerta encontró una billetera de cuero ajada, miró hacia uno y otro lado, su vereda estaba vacía, la levantó y revisó con cuidado, un par de billetes de cien pesos, una credencial de medicina prepaga, una tarjetita pequeña con un número , un DNI muy desgastado, con una foto de mujer bastante parecida a ella misma. Marcó el número de teléfono de la tarjetita, una voz metálica le respondió que la línea se encontraba fuera de servicio, metió la billetera en su bolso, ya encontraría la forma de ubicar a su dueña.
Pasó por el cajero automático, retiró una suma importante de dinero, quería pagar un par de deudas atrasadas. Llegó a su oficina, se sentó frente a la computadora , la esperaban los borradores de cinco notas .
Leonor atendía al público, María a las llamadas telefónicas, con mucha educación pero pocas ganas; Marina acomodaba una y otra vez tarjetas de saludos y buenos augurios en el arbolito de Navidad y distribuía en platos, sandwiches, tartas, budines para el brindis, encargó un par de cervezas y alguna sidra. Estela llegó tarde como siempre , con el bolso preparado para iniciar su viaje de vacaciones inmediatamente después del mediodía. Se contaban sus intimidades, averiguaban más, opinaban, hasta que le llegó a ella la única pregunta que no quería responder.
_-- Y te decidiste, hacia donde vas estas vacaciones???—disparó Mariana.
--- No, todavía nada, creo que me quedaré en casa
--- Te lo pido por favor!!!! Dejate de esperar y comenzá a vivir de una vez!!!!--- la amonestó María.
En ese momento llegó Patricia , y con un saludo estridente, cortó la situación que la hizo sentir más que incómoda.
Comieron como si hubiesen ayunado por semanas, chocaron copas se repartieron besos, y se despidieron de pronto todas presurosas con --- Pásenlo linnnnndo... hasta el año que viene!!!
Caminó tranquila hacia su casa, un poco mareada porque no estaba acostumbrada a beber alcohol y mucho menos al mediodía.
Luego de una breve siesta, se instaló frente a su computadora, leyó el último mensaje de su hijo desde Europa, adjuntaba fotos, le gustó verlo.
Luego llamó a su hermana, aguantó con poca paciencia que se quejara, de lo mucho que le dolían la piernas, de lo escasa que era la jubilación, de lo sola que estaba, intentó un par de frases pero no alcanzó a calmarla
Buscó en la guía telefónica, el apellido de esa mujer que la miraba desde la foto vieja del DNI, no pudo ubicarla, quien sería , donde estaba Eloísa Petra , cómo sería su vida?, sería feliz?, viviría con libertad?, se atrevería a soñar?.
Volvió la billetera encontrada al bolso, y se encontró con el fajo de billetes, aún no había pagado sus cuentas.
Sintió un cierto desasosiego que la acompañaba desde hacía largo tiempo y que no sabía explicar, su vida estaba en orden, tranquila , más que tranquila, quizás demasiado tranquila, nada le perturbaba, pero tampoco nada le regalaba esperanzas.
Preparó una valija pequeña con lo mejor de su ropa, dos libros, calzado cómodo, perfumes, cremas. Bajó persianas, cerró puertas.
Caminó despacio, imaginando una y otra vez cómo sería vivir en aquel pueblito patagónico que conoció cuando aún era una adolescente.
Compró un pasaje, cuando le pidieron su nombre y DNI, extendió aquel gastado y respondió con tranquilidad -- Eloísa Petra.