lunes, 5 de enero de 2009

Conciencia de libertad.

Hay momentos en que por hechos externos o internos tomamos clara, luminosa conciencia de nuestra libertad.
Libertad para elegir, como ordenar o desordenar nuestros espacios. Para asociarnos o desasociarnos con otros seres tan libres como nosotros. Para disfrutar de todo lo construído en nuestras vidas, y para construir algo nuevo, ya sea en nuestro mundo afectivo, en el laboral, en el social, en lo creativo.
No hay muros que no tengan puertas, y esas puertas tienen llave. Lo que a veces perdemos de vista es que esa llave la tenemos nosotros mismos y también la habilidad para usarla.
Es crecimiento, maduración, aceptar que estamos en el punto de nuestra historia presente por una sucesión de elecciones que hicimos con anterioridad, no siempre bien pensadas, ni tampoco todas según nuestros deseos, pero en alguna encrucijada siempre hubo una decisión y hacia allí rumbeamos.
Nadie es perfecto y a vivir se aprende, muchas veces vivimos en borrador, haciendo y corrigiendo.
Mi día de hoy quiere ponerse en paz con ese borrador, plantarse frente a las puertas de los miles de muros que se presenten y usar la única llave que vale para todas, mi libertad.