sábado, 29 de noviembre de 2008

El mundo que amasamos...

A nuestros hijos les dejamos un mundo conflictivo, con pocas reglas,
o algunas que proscribieron por mal uso.
Lo curioso es que ellos saben manejarse dentro del caos heredado
y somos nosotros los que nos vamos desdibujando hasta volvernos cada vez más y más invisibles.
Quisimos vencer la brecha generacional y perdimos de vista que justamente en la confrontación con el modelo es cuando el joven se vuelve adulto, eso lo obliga a pensar, a reflexionar a volverse
creativos.
Entonces funcionamos en mundos parlelos, no son sólo dos , son muchos, muchísimos.
Algunos transitamos en un mundito que no quiere darse por vencido, que desde lo poco o nada que hemos aprendido, no queremos quedarnos en la sombra del pasado sin pelear por nuestro derecho de seguir soñando, no ya las viejas utopías, sino otras nuevas.
A veces entre unos y otros tendemos puentes, llamados, abrazos, algún estímulo.
Puede ser que en el mundo que amasamos hayan quedado perfumes, alguna canción,algún pequeño regalo que sirvan a unos y a otros para saber , que tambien hubo mucho de bueno en lo vivido.