viernes, 1 de abril de 2011

hay tardes

Hay tardes de domingo

en que la soledad muerde el alma,

y te llamo

sin saber ya tu nombre,

porque me quedó en la piel

una huella lejana...

como una melodía

con sabor a nostalgia.

Y me pregunto

si pasaste a mi lado

sin que te advirtiera,

o si encaramado

en tu propia filigrana

también dibujas tu espera-