A veces creo verte llegar,
por la avenida de los tilos
entre mirlos y gorriones,
mi alma se tira en palomita
hacia las veredas soleadas...
la risa se apodera de la siesta
y no hay secretos, urgencias,
prejuicios, fantasmas...
somos simplemente
dos seres entretejiendo redes
de palabras de seda
y caricias perfumadas
de lavanda.