domingo, 19 de septiembre de 2010

Quizás no somos.

Quizás no fue la tierra del olvido la elegida,
sino la simple opción de amamantar la inocencia,
de permanecer junto a aquellos que sin reclamar
van creciendo con sus almas desgajadas.
Que no necesita absolución ni condena
cuidar a aquellos a los que se ama.
Quizás perdimos nuestros sueños,
de eternidades heroicas
y jugamos nuestro lugar
en cotidianeidades menos románticas,
quizás somos artesanos del día a día,
frente a risas de niños, platos de pobres
y ancianos que siguen haciéndose preguntas.
Quizás no somos quienes creíamos
pero en nuestros brazos abiertos
está nuestra última partida.