Si no existiera
entre nosotros
más que la fugacidad
del sentirnos estremecidos
por el deseo macerado
en la danza de nuestras palabras...
si la luna fuera ajena
y los aromas hurtados,
si fuera un capricho
de existencias distraídas
el habernos y no habernos encontrado,
te guardaré
entre mis tesoros de ternura,
entre mis agradecimientos
por sentir, por sonreír,
por seguir vibrando.